jueves, 27 de agosto de 2009

Macehualli

Cuentan los antiguos que los perros acompañan a los muertos a su viaje al Mictlán.
Macehualli es invidente. Desde que nació. Sin embargo, voltea a donde le hablan. A veces parece que ve. Tal vez ve algo que nosostros no.

Fantasma

Cielo

Como una pintura...

martes, 30 de junio de 2009

Lago

Cuando nos sentamos frente al lago, comenzó a contarme que no encontraron muertos cuando hicieron los trabajos de desazolve, según le contó un arqueólogo que trabajó en la obra. En cambio, un montón de hechizos sumergidos en sus aguas. Así que hemos navegado sobre hechizos, ¿eh? Lago adentro nos percatamos que era imposible hacer las fotos ahí, corríamos el riesgo de ser los primeros, o al menos podríamos darnos un chapuzón de agua verde. Regresamos al puerto (Puerto Grande, nos informaron) donde los trabajadores nos ayudaron con la logística para, por fin, hacer las tomas. - ¿y muertos? - Ninguno, nomás el de las fotos.

Bosque

También en la sierra, fuimos a dar arriba de una presa –cuyo nombre no puedo acordarme- en medio del bosque. Mis amigos fuero modelos y guías y me llevaron hasta este paraje en un suelo de hojas y cubierto de cantos de aves. Les pedí que reposaran abrazados en esta cama de hojas entre árboles. Y ahí estuvimos. Cuando terminó la sesión, dijeron que había sido muy agradable permanecer abrazados entre la hojarasca. Para mí también fue fantástico conocer ese lugar con estos amigos.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Montaña

Sin una basura por donde se mirara, el camino para llegar a esta peña, tan alta como para dominar con la vista sus sinuosas formas, casi femeninas, convertirse en valles labrantíos. Tan alto como para sentir el aire helado de la sierra golpearnos con fuerza. Yo me alegré de que yo no me iba a desnudar, pero cuando vi las fotos en mi escritorio, pensé que me habría gustado sentir el frío y las piedras tocar mi piel.

Mariposas Blancas

Le dije a Carreño que estaba buscando locaciones para las imágenes de Mariposas Blancas. Él, que es un excelente cómplice para esto de la creación plástica, ofreció llevarme a algunos lugares que ha estado explorando para su propio proyecto, en El Orito. De camino encontramos a Jakie, quien con su español con acento me dijo “Mayra: he estado buscando ríos por ti, pero todos están secos”, y me describió todas las cañadas que alcanzábamos a ver en esas faldas de la sierra. Le agradecí sinceramente su interés y su información, pues aunque yo con gusto habría hecho esa caminata, me lo evitó –cosa que se agradece cuando una trae en su espalda algo valioso y pesado. Y, ciertamente, a mediados de abril no llueve aún en este lugar entre sierras y montañas, y su impecable cielo azul no tiene mácula de nube alguna. Pasos más adelante caminamos a la parte baja de un puente mientras él me contaba una historia: tres jóvenes que se van de pinta. Verano. Les sorprende un aguacero torrencial, se cubren ahí, bajo ese puente. El río crece tanto que los arrastra. Uno de ellos muere. Su cuerpo lo encontraron nueve kilómetros más adelante, en una comunidad llamada Yerbabuena. Yo conocía la historia, pero fue brutal estar ahí, en el lugar de los hechos, imaginar la inexperiencia de los chavos, y suponer que quisieron esquivar los rayos ocultándose bajo el puente. Mirar las rocas con que se habrá golpeado el que falleció, y lo agudo de la cañada. Más impactante porque Carreño no sabía aún de el tema de Mariposas… y ahí mismo le conté: una reflexión, una lectura personal sobre la relación que los mexicanos prehispánicos del centro del país tenían con la muerte. El contexto de esta caminata estaba lejos de lo prehispánico, pero cerca de la evidencia de lo fatal; por lo que respetuosamente me pareció que empezaba bien este proyecto. El perro que nos acompañaba nos sacó de ahí con una carrera que pegó montaña arriba a perseguir unos muchachos amigables, y nos devolvió el camino a casa.

Doce